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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Youtube y otros mataron a la estrella de MTV

¿Se acuerdan de MTV? No, no ese decepcionante canal sin sintonía de musculosos bronceados y sin nada que hacer por la vida y que busca el respirador artificial a base de algunos shows que dejaron huella como South Park, Daria, Beavis y Butthead o 'Enchúlame' La Máquina (Por decir). Estos shows marcaron hito en la historia de nuestra niñez y en la de nuestros hermanos mayores en los 90's y a comienzos del 2000. Sin embargo, la verdadera esencia de lo que conocíamos como MTV (Music Television) ha quedado desde hace algunos años, declarada como 'muerta' para muchos. Hoy, quiero rendirle un culto de luto a aquel canal que nos introdujo a muchos en la música.


No hay menosprecio en mis palabras. Ya que MTV es un canal con ya demasiado dinero recogido, al punto de poseer otros canales como la ya dependiente VH1 y el canal para niños Nickelodeon. Es por ello que hablamos hoy en día de un imperio. Un imperio similar al romano que empieza a sufrir sus caídas, expansiones, divisiones y llegadas de bárbaros. El bárbaro que terminó por saquear la verdadera esencia de los videoclips, fue la página de internet basada en la reproducción de videos conocida como Youtube.

Video Killed the Radio Star (El video mató a la estrella de radio) de The Buggles fue la primera canción emitida por el canal estadounidense en 1981. Aquel tema simbolizaba la llegada de una nueva era. Desde hacía varios años, ciertas superestrellas de la música contaban con sus propios videoclips. Tales como Queen, Roxy Music, David Bowie, los Rolling Stones y los Beatles; inspiraron a Warner-Amex Satellite Entertainment a crear un canal en donde los Disc-Jockeys se propusieran las 24 horas del día a pasar videoclips. Fue la idea de oro de la década ochentera.


MTV nació e inmediatamente hizo un boom con estrellas de como Pat Benatar, Dire Straits, Madonna, Michael Jackson entre otros. Aquel estallido hizo que hasta el propio canal tuviese sus propios conciertos benéficos masivos como el Live Aid y su propia entrega de premios: Los MTV Video Music Awards. En la época, varios consideraban a esta entrega como la justiciera a lo que el Grammy no podía o no quería ofrecer. En otras palabras, la estatuilla del astronauta llegó para hacerle competencia.

  

El canal acogió a millones y millones de sintonizadores a nivel mundial. Claro, que esto no incluía a un Perú en pleno proceso de terror. Para ello, tendríamos que adelantarnos a la última década del siglo XX. Aquella década en en la que MTV ofreció la oportunidad a los mejores artistas para hacer conciertos acústicos titulados Unplugged. Estos conciertos eran grabados en álbum.


Llegado 1993, nace MTV Latinoamérica con una sede matriz en Estados Unidos ya muy organizada, comercializada y expandida. En la época del 'Grunge', era en la que bandas como Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden regían como las preferidas, nace también el concepto de los 'Reallities'. Idea genial y a su vez cancerígena para la ideología con la que la auténtica MTV había nacido.

Shows de citas como Dismissed y Next y extravagancias como Cribs o Pimp My Ride (Enchúlame la Máquina), trajeron una audiencia más masiva y joven con más deseos de consumir cosas fuera de serie para su antigua generación. Parecía que MTV se había adaptado a las décadas cual darwinismo. No obstante, esto le costaba antiguos fans al canal. Aquellos que en algún pasado habían consumido la frase de Sting "I want my MTV (Quiero mi MTV)", eran nombres que solo pasarían a la historia.



Con los 90's también llegan shows dibujos animados especialmente hechos para los adolescentes de la época. Programas como South Park, Daria y Beavis & Butthead eran íconos en lo que para mí respecta la era más dorada del canal. Era quizás la mejor manera de expandir un canal ya muy colorido para gusto de muchos.

 
La expansión de estos shows, tomo cada vez más terreno a lo que antes era solamente reproducción de vidoclips. También el surgimiento de la música por internet vista en Youtube, empezó a ganarse su auge. Todo fue así, al punto de que en 2009, MTV se limitara a mudar su música a VH1. Estaba claro, la ideología "Music Television" había muerto.

  MTV Logo 2010.svg
Antes                                                   Hoy

¿Se puede decir que MTV se encuentra hoy en una etapa bizantina esperando la llegada de más bárbaros? Pues, sí. La comercialización en extremo le está empezando a pasar factura a la compañía matriz. El canal ha encontrado refugio en otras adquisiciones. Sin embargo, como bien estaba mencionado antes, la verdadera esencia del canal número uno de los videoclips dejó de sacar su aroma. La auténtica MTV fue como muchas de sus bandas: acogedora, extravagante, pero a su vez decadente. Un recuerdo que está grabado en la memoria de varios de nosotros.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Los taps, slammers y el miedo a perder

Parece que no fue hace mucho aquella vez que me senté en el piso con mi prima a voltear esos pedazos de plástico con maniobras ingeniosas y diseños temáticos mientras a mi otro primo le sacaron su yeso en la clínica. Recuerdo el pandemonio en el colegio y la locura de los recreos. Las famosas 'decomisadas' por parte de las profesoras y las vendedoras afuera de los centros educativos. Todo eso significó la era de los 'taps' que tanto caracterizó a los chicos de primaria en la década de los noventa. Un pedazo de plástico circulado con un diseño característico tan identificado con nosotros. Tanto coleccionable como apostable.


El primer recuerdo que se me viene a la mente, es el tema de los tan icónicos y recordados Pokemón. Sabemos que eran solamente 150, pero para variar, lanzaron varios diseños de cada uno de estas criaturas. La fiebre de los 'Pocket Monsters' fue tan devastante que la mercancía iba desde un tap en una bolsa de chizitos, hasta en un juego de Nintendo 64; toda una locura.


Recuerdo también que a comienzos de la década del 2000, salieron los diseños de los monstruos del famoso juego de cartas de Yu-Gi-Oh. Juego popular por su serie animé y sus juegos de mesa tan característicos. 

Fue en aquella época en el que brotó mi sentido de coleccionista. Jamás olvidaré aquella tarde de 2003, cuando estaba en cuarto grado y perdí en apuesta mi muy raro tap de la duelista Ishizu. Lloré y armé escándalo como todo un bebé. Para compensarme (ya que había sacado buenas notas en los estudios), mi madre me compró todo un pack, del que prometí no perder nunca. Obviamente, nunca cumplí esta promesa ya que mi casa era un laberinto y lo perdí todo.


Ahora que voy más al fondo, quiero tocar el artefacto que dejaba chiquitos a los taps, que eran los slammers. Esta clase de 'juguete' era el temido por los chicos que solamente poseían taps. Pues, era de un plástico más fuerte y 4 veces más gruesos de lo normal. Había que tener cuidado porque apostar contra un slammer era un deseo prácticamente 'suicida'. Por otro lado, ganarle con tu tap a un chico con slammer era como vencer a Goliat, siendo tú David con tu huaraca. Había que ganarlo con ingenio.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Guerras, peleas, pistolas y otras cosas de nuestra época

Se me dio durante este último mes por ver películas de sangre y violencia. Una saga muy especial para mí entre ellas. Inmediatamente, al ver esta saga, me quise trasladar a la segunda mitad de la década de los noventa y preguntarnos dónde era que estábamos en aquel entonces cuando aquel tiempo sucedía. Simple, teníamos entre 4 y 9 años de edad y nos vacilábamos jugando Nintendo 64 o el primer Play Station mientras comíamos papitas fritas y tomábamos nuestra rica Chiki. Es por ello que este post se lo dedico a todos aquellos que quisieron alguna vez acabar con la existencia de algo en su niñez por medio de la consola.



007 Goldeneye

La prestigiosa película de este juego muy especial para mí, es la razón de este inédito mi post. Desde finales de mes que me puse a ver la saga del agente 007 (Empezando con la del mujeriego Pierce Brosnan y terminando con la del muy frío Daniel Craig). La saga de Brosnan empezó con pie derecho en su público adolescente y adulto de aquel entonces. Pues, Goldeneye batió todas las taquillas de 1995, siendo el explosivo regreso del agente James Bond a la pantalla grande. Por su puesto que en aquella época a nosotros, como niños inmaduros no nos interesaban las tramas de las películas de acción ni las exuberantes conquistas del más famoso agente de la pantalla grande. Pero el videojuego que nos trajo, ay, que sí nos enseñó de cómo agarrar un arma. Recuerdo con perfección que mis padres casi me quitaron ese juego.


El videojuego basado en el trama de la primera película del agente 007 en la saga de Pierce Brosnan te pone a tí en la piel del famoso agente secreto con la misión de acabar con los miembros restantes de la ya disuelta Unión Soviética. Aparte de eso, lo más llamativo de este violento videojuego, era su modo multijugador en donde 4 jugadores podían matarse entre sí o hace equipos de 2 contra 2. Probamos desde pistolas pequeñas y silenciosas, hasta granadas, AK-47 y hasta lanzadores de granadas. ¡Qué días aquellos!





Star Fox 64

Haber jugado este juego con mucho vicio es uno de los escasos recuerdos que podría tener de la última década del siglo XX. La compañía de Nintendo dedicó casi 30 años de su existencia a generar íconos en el mundo de los videojuegos; desde Mario Bros en adelante. Una de sus cientas de tramas, era la de un mundo de animales parlantes que comandaban fuerzas espaciales para frenar una invasión liderados por el famoso Fox McCloud, un zorro con instintos de líder nato.

  

Al igual que Goldeneye, Starfox 64 tiene un trama que empieza con el deseo de Fox con vengar a su padre tras ser asesinado por un simio gigante llamado Andross y que planea una eminente invasión a la galaxia tras tomar el control de una inmunda prisión. El valiente protagonista reúne a un equipo compuesto por Peppy, un veterano, anciano y sabio conejo; Sleepy, un sapo con tendencias de torpe y Falco, un rebelde halcón. Este equipo de personajes abordarán unas naves de alta tecnología con armamento incluido para frenar la invasión. Este juego también contaba con un modo multiugador muy entretenido en donde debíamos acabar con la nave del contrario en un duelo a muerte.





Duke Nuken 3D


Seamos sinceros. No hubieras sabido nada de Doom (juego creado mucho tiempo después) si es que no hubiese existido este valiente y rebelde precursor con alma de chico malo de 1996. Sí, hablo del padre del juego de matanzas computarizadas, el incomparable tío Duke Nuken. Un cuarentón con problemas urinarios y un deseo voraz por las mujeres que salva a su ciudad de una invasión alienígena con armas de tecnología de punta que incluían: Pistolas comunes y escopetas que podían convertirse en bazucas, granadas y hasta ¿rayos congeladores? ¿Por qué no?. Recuerdo muy bien que a mi padre (siendo un hombre en mediados de sus treinta), le encantaba sentarse en la computadora y calmar su estrés del trabajo en las tardes matando "feítos" (como así solía llamar a los alienígenas).



Yo era un niño muy arrugón de aquella época y recuerdo con perfección haberme corrido muerto de miedo cuando llegó el momento de enfrentarse en el último nivel a la madre de todos los monstruos en un campo de football americano. Un alienígena el quíntuple de tamaño con una tremenda velocidad para alcanzarme. Mi padre, de manera astuta, lo derrotó con maña (llámese un Jetpack, y bazucas).


A propósito (y haciendo referencia a los problemas urinarios), ¿recuerdas el "Ah, much better" que le metía cada vez que hacías el uno? En aquella época me hacía reventar de risa.


Super Smash Bros


Aquí es donde hablo por todos uds ex gamers al extremo que ahora juegan FIFA, PES o GTA. Hubo una época en 1999 cuando todos nos pusimos a soñar y preguntarnos: ¿Cómo sería si Mario Bros se juntara con Pikachu, Kirby, Link de Zelda, entre otros personajes? Simple. Nintendo 64 nos hizo el favor al crear el videojuego más abusivamente violento (sin sangre, claro) que nuestra generación podido presenciar en los noventa. Juntó a los personajes más recios de la acción en los videojuegos, los hizo pelear en un todos contra todos. Era nuestro sueño cumplido.


Este juego estaba especialmente diseñado para jugarlo en multijugador con los amigos (tú siendo mario y tu amigo siendo Pikachu). Sin embargo, el modo de un jugador que consistía en peleas contra los icónicos personajes también era todo un reto. La desgraciada mano, era el oponente final y no era un rival muy fácil de derrotar.

miércoles, 16 de abril de 2014

¡ATÁNGANA!

¡Un Super Suplex! ¡Estamos al ROJO VIVO! ¡Por Poquito! Cómo olvidar los gritos de inicio de los comentaristas Hugo Savínovich y Carlos Cabrera cuando iba a empezar un show de Raw (diferido en el Perú). Yo quería imaginarme que el espectáculo se estaba dando en vivo y en directo cuando los fuegos artificiales de inicio se daban.


La WWE es lo que se le conoce como la máxima categoría de la Lucha Libre Profesional, 'cachascán' (como se le conoce en el Perú) o 'entretenimiento deportivo' como se le conoce en EE.UU. Aunque era obvio que todas las llaves, las maniobras y candados realizados por los luchadores eran previamente practicadas llámese ficticias o actuadas (para los aguafiestas) y los segmentos de 'roches' eran claramente actuados a lo Hollywood, era obvio que uno no podía resistirse a la acción cuando se pedía un poco de rudeza en su vida.

 

Si más no recuerdo muy bien (disculpen mi falta de memoria) ¿lo daban en el canal 4 o 9 entre 1999 y 2001? En fin, yo empecé con la generación de Stone Cold, Triple H (y su DX), los temibles Kane y el Undertaker y por su puesto, uno de mis ídolos máximos: La Roca (Hoy conocido en el mundo del cine por su nombre verdadero, Dwayne Johnson). Recuerdo que uno de mis primeros juegos de nintendo 64 era el de otra federación nada ajena a la WWE llamada la World Championship of Wrestling (en iniciales, WCW). Con ella también crecí bajo los shows del bizarro Sting, el implacable Goldberg y por su puesto, el eternamente icónico y conocido Hulk Hogan (con su característico grupo, el NWO). No obstante, mi infancia siempre estaría en fidelidad con la WWE.

 

El guión de la Lucha Libre es simple: Es la historia de la rivalidad de los buenos contra los malos, el héroe contra el villano, quien tiene el apoyo de todo el público contra a quien todos quisieran ver muerto. Un clásico era ver a alguien como Stone Cold, idolatrado por el público, contra el arrogante Triple H, quien usaba a sus amigos para que jugaran sucio por él e insultaba al publico y viceversa. Stone Cold, por su parte, hacía todo lo necesario para que la audiencia estuviese atrás suyo conectándose con ellos lo más posible. Ver como Stone Cold le aplicaba una 'Paralizadora' a Triple H era lo más placentero que el público podía presenciar.


Sin embargo, para mi gusto, el clásico de los clásicos de la lucha libre era ver a Stone Cold contra La Roca en un Wrestlemania (el mayor evento de la WWE), peleando por el título de campeón mundial. Para mí, era como ver al Real Madrid frente al Barcelona en una final de la Champions League.




Con el paso de los años surgen nuevos íconos para las nuevas generaciones. Estuvo John Cena por mucho tiempo y ahora veo en los noticieros que surge un pequeño con una barba que me hace acordar a la de Juan Diego Gonzales-Vigil llamado Daniel Bryan (Búscalo en Google) ja ja. Mi infancia siempre se identificará con la generación de los 90's-2000.

 

Díganme que estoy loco o que soy raro pero quien lea esto, fácil recordará con algún poquito de vergüenza (aunque no la deberías tener) que la 'lucha libre' marcó parte de tu vida si es que leíste este post. Sí, tú y yo eramos raros e inmaduros como DX. Aunque hoy me dedico a ver lucha de verdad (llámese Box, Artes Marciales Mixtas, Jiu Jitsu entre otras...), debo admitir que los golpes falsos y las peleas arregladas eran parte de mi infancia. Cabo resaltar que en algún momento, mis padres me prohibieron ver debido al contenido de mucha violencia, sin contar a las bellas luchadoras femeninas también. ¿Ah no? Busca en Google WWE Divas, ja ja.

miércoles, 2 de abril de 2014

Cuando los atrapaste a todos

Aprovecho la famosa broma que hizo Google por el día de 'April Fools' (Día de los inocentes en EE.UU) para sacar mi siguiente post. Eran 150 especies cuando sabía de su existencia. Si más no recuerdo, era 1998 cuando se estrenó el Animé. Previo a su estreno, la franquicia ya había recaudado millones de dólares en la venta de sus juguetes. En Japón, ya se había convertido en un fenómeno tan epidémico como la AH1N1. Recuerdo haber estado presente frente al televisor de mis padres cuando al inicio de la serie, solían salir dos mágicas criaturas bajo una música tan innovadora e inspiradora que comienza con la frase: "Tengo que ser siempre el mejor, mejor que nadie más". Frase que se convertiría en clave del final de los 90's. Los Pocket Monsters, mejor conocidos como los Pokemón eran los seres que se convertirían en los simbólicos para la generación Y a finales de la última década del siglo XX.



La ideología de la franquicia era 'atraparlos a todos' con las características y muy conocidas Poke-bolas. En cuanto a especies, eran ¿150? Al comienzo sí. Una tarea muy difícil de realizar. El reconocido animé narra las aventuras de un joven de 10 años llamado Ash Ketchum. Proveniente del pequeño Pueblo Paleta, el joven dedicará su vida entera a la captura de los Pokemón y a entrenarlos lo más ardua y sabiamente posible. La serie era muy buena para el gusto de nosotros. Las peleas de gimnasio eran épicas, sobre todo cuando el icónico Píkachu de Ash salía al campo de pelea. Bulbasaur, Squirtle y Charmander (quien más tarde evolucionaría en un gigantesco Charizard) se convertirían en personajes de la primera vieja guardia del escuadrón del novato entrenador.

 

No podemos olvidar aquella rivalidad de Ash con Gary, nieto del sabio profesor Oak. Arrogante y confiado, Gary nos sirvió para que a finales de la década recibamos nuestro primer Gameboy Color con la versión azul o la versión roja del juego para entrenar nosotros a nuestros Pokemón y sentirnos como personajes de la serie. Los momentos más épicos que viví con aquel juego fueron cuando evolucionó mi primero Pokemón (Si más no recuerdo, era mi Charmander), La colosal batalla contra Gary en la final de la Liga Pokemón y el magnífico día en el que atrapé a Mewtwo, el ser Pokemón más poderoso conocido por el hombre.



La felicidad en mi vida aumentó cuando recibí en una tarde de 1999 mi primer Gameboy con la versión amarilla (mucho más sofisticada y paralela con la serie que la versión roja y azul). Y junto con ello el nostálgico Pókemon Stadium para el Nintendo 64. Aún puedo recordar cómo los chicos de mi colegio hasta le pagaban a los mayores para que les pasaran sus juegos y convertirse en competidores de temer. Entre 1999 y 2001, el cole, era un pandemonio así como en el ambiente fraterno en casa.




En el año 2001 sentíamos que nuestras aventuras con los 150 compañeros habían llegado a su fin luego de atraparlos a todos. Sin embargo, llegó la segunda generación llamada Plata y Oro, capitaneada por los legendarios Lugia y Ho-Oh. El Pókemon Stadium 2 me sirvió como un nuevo comienzo con más retos. Compartía la versión cristal (también la más realista) con mi hermano y fue ahí cuando decidimos parar. Recuerdo que nos demoramos casi medio año en llegar a pasar la Elite Four de la Liga Pokemón. Peor, me tomó otro medio año poder llegar a vencer a Red, el último oponente y curiosamente, tu antiguo personaje en la vieja generación.


 

Tengo por entendido que la franquicia sacó nuevos juegos y más series para las nuevas generaciones de niños. Veo a mi primo de 5 años hablándome de nuevas especies de Pokemón y debo decir que me dan ganas de sacar las lágrimas de los ojos. No por las nuevas especies, sino por el legado que dejó este método de crear infancia. ¿Quieren recordar un hogar? Pues, los dejó con la temática cancioncita de Pueblo Paleta, donde el viaje siempre comenzará para nosotros.

jueves, 13 de marzo de 2014

Diversión a mil por hora.

A la vuelta del Jockey Club existía un túnel de color amarillo con las cuadriculadas que simbolizaban una carrera de autos. Apuesto a que si eras socio del Jockey Club y entrabas con tu familia, rogabas de rodillas para que tu padre o madre volteara la dirección de su auto para pasar por aquel túnel e ingresar así a una de las mejores diversiones que los finales de los 90's nos puedo ofrecer a los peruanos. El hermoso y lleno de adrenalina, Daytona Park.



¿Se acuerdan cuando no podíamos esperar para medir los 1.30 mts de altura para poder ingresar a manejar los Indy Cars? ¿Cuando solían poner los juegos de simuladores espaciales en el patio justo al frente de los kioskos? Imposible también olvidar el algo siniestro laser quest con el tema de Star Wars.



Recuerdo que varias de las fiestas infantiles de amigos míos, a las cuales a asistía, estaban justo al medio del food court. Cada fiesta tenía un tema especial en un cuarto especial para una. Recuerdo haber visto temas de las muñecas Bratz y las Barbies para las fiestas de niñas y cuartos temáticos de Star Wars, Fútbol y los carritos Hot Wheels para las fiestas de niños.

Cuando empecé a frecuentar el parquecito de diversiones, era un poco menor para la época ya que era 1997, fechas en las que había sido inaugurado. Yo con 5 años de edad, tenía que contentarme con los juegos de toboganes, piscina de pelotas y videojuegos que habían en la entrada.



Lo más memorable de ese lugar para mí fue la primera vez que conducí un vehículo mecánico teniendo 7 años de edad. Sucedió en los fabulosos botes chocones. Subirse a aquella atracción con un grupo de amigos y guerrear con el agua un tanto sucia y oliendo a combustible, era una de las experiencias que me transportaban directo a la época de carnavales de febrero. No hubo ninguna vez en las que haya salido empapado de la memorable atracción.

A medida de que iba creciendo, me entró la curiosidad de practicar el paint ball que estaba a la vuelta, aunque me decían que no estaba listo para jugarlo. Me quedaré con el sabor amargo en la boca por no poder llegar lo a jugar. Aunque algunos años después lo haría en el recinto de la Universidad Agraria ja ja.

Pero para lo que no podía aguantar no era para el paint ball. Era para la principal atracción que caracterizaba al temático parque ubicado en el medio del hipódromo de Monterrico, los indy cars. Tenía 8 años cuando manejé uno de los mini carritos a motor por primera vez. Antiguamente, solía sentarme con mi madre o padre mientra llevaban sus cámaras descartables.



Hoy, abandonado y casi en el olvido. Aquel terreno de lo que solía ser uno de los parques más emblemáticos de la infancia limeña noventera, no es más que un simple sector en donde uno se puede ir a dar un paseo y dar una cuantas lloriqueadas.

lunes, 10 de marzo de 2014

Cuando los carros y movilidades se convertían en ranas

A mediados de la última década del siglo XX, las niñas se peinaban, se hacían trenzas, se maquillaban y jugaban a las novelas en la casa de las muñecas con sus Barbies y Kens. Los niños, por otro lado, eran los que menos pensaban en cosas como el amor ya que los corazones y el sentido de enamorarse nos parecía una cosa algo repugnante. Es mas, ignorábamos aquellos sentimientos mientras jugábamos a los Hot Wheels, al Game Boy al Nintendo/PlayStation a los Taps o a las cartas de monstruos. Fue en aquellos entonces, durante a mediados de los 90's, cuando apareció un hombre con una guitarra suya. Desenfadado con el mundo y con un mensaje simple para un público objetivo joven-adulto: "Enamorense". Lo que este hombre que acabada de terminar su década veinteañera no iba a saber, es que sus movidas canciones de amor también se dirigirían de manera resbalosa a una generación que para ese entonces, el amor no era cosa de este planeta. Claro, a excepción del amor hacia nuestros padres. Aquel hombre de música muy escurridiza se hacía llamar Pedro Suárez-Vértiz. Para mí, el hombre responsable del soundtrack de mi infancia y tengo por seguro que el de muchos de ustedes.



Mis primeros recuerdos a la mente llegarían en 1995. Fue en esa época (aunque la canción saldría al aire antes en 1993) cuando en las radios sonaría una música que trataba de un hombre que se veía a sí mismo echado en una cama. Que se elevaba hasta el fin y escuchaba una 'voz en silencio'. Mi ingenuidad infantil no entendía el significado de la canción (la cual era de un hombre en coma a punto de encontrarse con la mismísima muerte). Sin embargo, recuerdo con firmeza haber estado en el carro o en casa cantando esa clase de canciones un poco místicas.




Como decía al principio, el mensaje de Pedro parecía simple: "Enamorense". Y lo comprendí cuando durante en aquellas épocas, el grandioso músico peruano sacó una canción en donde narra un amor que al comienzo, parecía platónico; hasta que después de una serie de llamadas un poco cursi, se descubriría que el amor correspondía. Admito que gracias a mi sentido infantil e inmaduro, sentía un poco de asco por la canción. Aunque a la vez, me volvía loco con el tema y no podía evitar cantarlo también.

Apuesto a que sus padres también eran los que ignoraban las letras de las canciones como los míos. (Al menos que sus padres hayan sido músicos o poetas también). Fue en esa época la primera vez que escuché un tema con un contenido sexual tan alto, que era muy difícil entenderlo. Hago una pregunta a todos los padres de los jóvenes de nuestra generación: ¿Cómo un auto se movería como una rana? ¡Explíquenme por favor! Aunque debo admitir que el tema de la canción nos volvía locos de atar y no podías evitar saltar en tu carro y convertirlo también en tu rana mientras disfrutabas de las melodías. Parece que para aquel entonces, no se si Pedrito se haya olvidado de poner el anuncio de "No apto para menores de edad". Ja ja ja.



Papá y mamá también se olvidaron de taparme los oídos cuando en 1996, teniendo yo mis 4 añitos de edad, el desenfrenado músico, le hizo un homenaje a los protuberantes atributos pectorales a la mujer. Con un tema que puso a saltar a casi todo el Perú, incluyéndome, Pedró se haría conocido por todas las edades con esta canción.



Pero comprendo que la mejor época que viví con Pedro fue en 1999, durante mis primeros días del Kindergarten. Durante aquella época, las movilidades se volvían locas cuando en las radios sonaba un tema que trataba de lo loco que se está volviendo este planeta. Desde desnudar intencionalmente a una mujer, hasta llegar a la promiscuidad total con un poco de clases dadas desde la televisión. Era la degeneración de 1999, la degeneración actual que me hizo brincar de locura con la gente de la movilidad. Fue con ese álbum que también llegaría un tema un poco triste que inauguraría la década del 2000. Aquel tema me hizo entender lo que es una decepción amorosa, pese a que enamorarse seguía siendo un tema pestilente para mí.
"Quiero encontrar otra persona como tu. De no hacerlo, no amaré nunca más", decía el mensaje.





A continuación, y para finalizar, otro error paternal con no taparme los oídos. Un tema escrito que también nos puso a saltar y aplaudir. Con un tema que narraba que después de una noche de un sinfín de tragos y excesiva promiscuidad con las mujeres, un hombre sufre de una resaca total, sin saber en donde está parado y cómo se siente. ¿Será que en ese entonces, habrán empezado ahí las curiosidades con saber los efectos que daba el alcohol?



En conclusión, los 90's en el Perú serían los años del incomparable Pedro Suárez-Vértiz. Enamoradizo, desenfadado y poético al 100%, es el responsable de que nos levantemos de la silla del carro o movilidad y nos paráramos a aplaudir. Para cerrar quiero llevarlos a finales del 2004 cuando a mis 11 años de edad, y cerrando mi infancia. Uno de mis ídolos musicales sacó un tema que identificaría a todos los peruanos residentes en el extranjero que sufren de nostalgia al recordar su lindo país de 3 regiones.

sábado, 8 de marzo de 2014

La primera botella que cabía en la palma de tu mano

No borracho, no hablo de tu primera cerveza, ni tu primer vaso de Vodka, ni tu primer Cartavio con Coca Cola o Jäggerbomb. Hablo de aquella mini botella totalmente peruana y super saborizada que circuló por todo el país y nos la podíamos terminar como cualquier botella de gaseosa personal. Porque, todos sabíamos que a los 5 años, aún no éramos capaces de acabarnos si quiera una botella de Fanta, Coca Cola o Inca Kola personal. Fue por ello que en 1996, el grupo Concordia pensó en nosotros, los más pequeños del momento. Necesitábamos un refresco el cual pudiéramos tener en nuestra palma de nuestra diminuta mano.



Recuerdo aquella vez en 1997 haber tenido un paseo con los niños de mi nido al recientemente inaugurado Jockey Plaza. Tenía la uña de mi dedo medio derecho totalmente partida y envuelta en una venda. Por lo tanto, estaba manco de una mano ya que yo era un niño bien escandaloso. Fue en medio del bus que nos llevó a mí ya todos los compañeros de mi salón, cuando una de las madres, que era la anfitriona del paseo, ofrecía una caja con decenas de botellas de Chiki para todos los alumnos. En 1998 recuerdo también que la enana gaseosa se vendía como pan caliente en los kioskos del Club Regatas cuando solía dar mis mil y un paseos al exclusivo recinto con mis amigos del nido o de mi vecindario. En 1999, la era dorada de la gaseosa aún se mantenía en pie, ya que recuerdo que en el Kindergarten solía llevar dos botellas: Una para la hora de la lonchera y otra para gozarla mientras iba de vuelta a mi casa en la pequeña movilidad después de clases, mientras escuchaba a Pedro Suarez-Vértiz o a los Cuentos de la Cripta.

La historia de la Chiki, es corta, pero con contenido algo interesante. Tras los fracasos comerciales con las gaseosas Bidú, Lulú o Necarín a finales de la década de los ochenta, en 1993, nace el grupo Concordia con una decisión: Centrar sus productos en un nuevo público objetivo: los más pequeños. En medio de una descomunal guerra a punto de terminar entre la Coca Cola y la Inca Kola (con la compra de la segunda que se daría en 1999 por parte de la Coca Cola), los niños como nosotros estábamos alejados de aquel vicioso combate.



Fue por ello que a finales del 96', aparece uno de nuestros más fieles acompañantes en la era cruda y fría de Fujimori, la gran Chiki. De nombre corto como lo dice y de un precio que no pasaba de los 50 céntimos. La Chiki fue la gaseosa simbólica de la generación de niños noventeros con una masiva venta del producto en 1997, su época del apogeo. Con los Shows infantiles como Tornasol (canal 5, Panamericana), la gaseosa era promovida de manera masiva y elevaban las ventas como agua en ebullición.



La diminuta botella de gaseosa que podía venir en 3 sabores: Piña, naranja o la de fresa/frambuesa. Posteriormente, llegaría el de sabor a mora azul. Cada una con un colorante característico.


Fue en 2003 que la Concordia sufrió una especie de crisis. Sucedía que tras la compra de la Inca Kola por parte del grupo de la Coca Cola, la guerra pasó a convertirse en la guerra de las marcas 'top' contra las marcas mal llamadas 'provincianas'. Con una Inca Kola ya vendida y un grupo Coca Cola innovador con la llegada de las gaseosas "light", los grupos que venían la Kola Real, la Triple Cola, en otras palabras, la Concordia en sí, empezaron a caer desesperadamente. Al haber caído en las ventas, la única bebida que salvaba la identidad del grupo Concordia era la Kola Inglesa. Fue aquel momento, mientras cruzábamos los 7-11 años de edad, cuando la era de la Chiki, terminó.

viernes, 7 de marzo de 2014

¡Mórfosis amigos!

No me lo vas a negar. Si lo haces, es muy probable que te estés mintiendo a tí mismo; por más que ya te dan ganas de borrarlos de tu mente por lo tontos que ya se veían mientras madurabas. Yo se que viste más de un episodio, hasta soy capaz de decir que te viste al menos, 5 episodios de las series, o hasta quizás, una temporada entera. Que se te venían escalofríos a la sangre cuando escuchabas ese estribillo de guitarra que parecía una combinación de Eddie Van Halen con Megadeth. Soy capaz de decir que alguna vez, tu sueño de Halloween fue disfrazarte de uno de ellos. Si eras hombre, te daban ganas de vestirte de el de color rojo (siempre el líder), azul u ocasionalmente, negro verde o blanco. O si eras mujer y veías la serie, se te dio por vestirte de la de color rosado o amarillo. Que hubo alguna época en la que alguno de los cinco miembros te impulsó a salir a las calles vestido de un solo color mandando la indirecta de que pertenecías a ellos. Sí, sabes muy bien de quienes hablo. El quinteto de jóvenes héroes vestidos de trajes de diferentes colores, con cascos que ocultaban sus rostros: Los Power Rangers.


(PR negro) Zach: ¡Mastodonte!
(PR rosada) Kimberly: ¡Pterodáctilo!
(PR azul) Billy: ¡Triceratops!
(PR amarilla) Trini: ¡Tigre colmillos de sable!
(PR rojo) Jason: ¡Tiranosaurio!



Era el grito que convertía a los cinco jóvenes en los totalmente cubiertos héroes, luego de que Jason, el líder, enunciaba la famosa frase de "¡Mórfosis amigos!" antes de la transformación. Nuestros héroes fueron convocados por un conocidísimo ser intergaláctico cuyo rostro estaba metido en un tubo: el popular Zordon. Es tonto decirlo, pero el productor estadounidense Heim Saban me trajó vía Fox Kids (antiguamente, en ATV), uno de los recuerdos más pegajosos a mi mente. Como tumor incurable, los Power Rangers, con sus mil y un armas, Zords y Megazords, no pueden salir de mi mente. 


Las peleas de estos cinco jóvenes y totalmente vivos héroes eran ya tradicionales. Tras una pelea de los cinco (y ocasionalmente, se unía un sexto) contra el malo que envían los malvados Rita (uds la conocen, la de la voz que molestaba y hacía que nuestros oídos sangren) y el a veces cómico, Lord Zedd, llegaba la batalla a nivel de gigantes: El malvado crecido contra el Megazord de los Power Rangers. Aquellos, eran unos villanos que en algún momento me hicieron pensar que los monstruos eran reales. De repente, en algún momento, tú también tenías aquella misma ideología que yo.

Quizás el impacto de la serie fue algo grande en Sudamérica, pero el impacto que causaba en EE.UU era más masivo. Tan masivo que una temporada o dos no bastaban para saciar al soñador que quería ser un Power Ranger. Llegó el momento de hacer una película con ello y tuvieron que salir más temporadas, pero con diferentes temas. Llegó la generación Zeo, Turbo y En el Espacio. La última, fue aquella en donde el carismático Zordon es finalmente destruido a petición suya, por uno de sus Power Rangers, Andross (Power Ranger rojo de la cuarta generación), concluyendo un larga historia. Aquel día sentí que se acaba una era.



La muerte de Zordon no significó el fin de la serie. Heim Saban seguía hambriento y necesitaba cautivar a más corazones de 4-7 años. Fue por ello que decidió hacer más generaciones temáticas hasta que llegó el cáncer a la serie en el 2002 (y también la última vez que vi al menos, un episodio), cuando la franquicia fue vendida a nadie más y nadie menos que a ¡Disney! Jetix (anteriormente, Fox Kids antes de la compra de Disney) no tenía la creatividad que tenía el innovador productor de padres israelíes y comenzó a filmar temporadas que alejarían al niño del 2003-2007. Fue en 2009 cuando se emitió para los niños de aquella época el último episodio, dando muerte a la franquicia. Recuerdo que el último episodio que vi fue la junta de los 10 Power Rangers rojos. Un hito en en la línea de mi vida para cerrar la primera parte de mi infancia con mis 9 años recién cumplidos.

 

Si más he leído las últimas noticias. Leí que para la suerte de nuestra generación (si así quisieras llamarlo), la franquicia fue recuperada por el primer padre, Heim Saban, quien ahora trabaja en el siempre popular canal infantil-juvenil Nickelodeon. Sin embargo, ahora viviendo una generación en donde prefieren ver simplemente dibujos animados y estar jugando con el I-pad, le digo yo al señor Saban (con todo mi respeto) que pasarse el tiempo reviviendo la serie, será como darle vida al mismo monstruo de Frankestein: Está muerto, pero puede revivir. Pero, cuando tenga vida, pero no tendrá inteligencia ni el mismo carisma de los 90's. En otras palabras sería más tonto que antes.


Si tuviera que comparar a los Power Rangers con algo, diría que es el Flash Gordon de los 90's. Sí, era tonto y cursi. Pero no puedes negar que fueron héroes para toda una generación. Hago una última pregunta antes de cerrar el post: Si empezaste a madurar algo rápido, ¿Fue Kimberly tu primer amor televisivo? ¿Envidiabas a Tommy (Sexto Power Ranger, el verde) por quitártela?

jueves, 6 de marzo de 2014

¡Hola, soy Gokú!

Fue en 1994, la fulminante llegada a las pantallas del Perú (Proveniente del planeta Vegita) de un niño con una extraña cola de mono y yo creo que ni Superman, ni Batman, ni Thor puedan transmitir tanta emoción y locura como el héroe cuyas palabras iban dirigidas a tí al final de cada episodio, contándote lo que sucederá el siguiente episodio, pidiéndote que lo acompañes. No fue costosa la llegada de aquel Animé a la televisión latinoamericana. El conocidísimo actor de doblaje mexicano, Mario Castañeda metía su voz en el cuerpo de un ser musculoso, de pelo alborotado y con una actitud extremadamente carismática, el cual, te pedía que levantaras tus brazos y manos al aire pidiendo tu energía para invocar la todapoderosa Genkidama y vencer a tus casi invencibles enemigos. Me molesta saber que el nombre de la serie se llamaba Dragon Ball (Las esferas del dragón), ya que para mí, se debió llamar "Las increíbles aventuras de Gokú".

"Un grandioso viaje empezará, hoy es la oportunidad, ¡Lucha hasta el final!" Fue la frase que se convertiría en la primera llave al mundo batallador que te ofrecía el popular héroe en unas ropas color rojas de escuela de artes marciales. 



Aunque gente nacida a finales de los 80's también veía este marcante conjunto de sagas, impulsada un poco por su deseo de conservar la inocencia, es considerado por muchos, como el dibujo animado que marcó el inicio de la consciencia por hacer del mundo un lugar mejor para vivir para la generación de los nacidos en los 90's. El viaje empezó siendo un poco confuso para mí, ya que nunca había visto un niño con una cola y que cuando sucedía espontáneamente al ver la luna, se transformaba en un simio gigante con ilimitados poderes. Admito que al comienzo sentía miedo con mis 3 o 4 añitos al ver a Gokú transformarse de esa manera, pero con el paso de los días, el morbo me hacía pedir más de monstruosidad.

La saga de la batalla contra patrulla roja, me enseñó que estando tú solo puedes superar tus problemas y obstáculos sin importar el número de personas o cosas que conformen tus obstáculos. El espíritu de lucha de Gokú al atravesar con un solo puño el cuerpo de Piccoro Daima-Ku innovó a todo un grupo de niños.


Cuando finalizó la primera saga, sucedió algo histórico para mí. Siendo Gokú un jóven de ya 18-20 años, conoce a su más íntimo némesis, el príncipe Vegeta, luego de su arduo entrenamiento con el cómico y místico dios de la galaxia, Kaiosama. Siendo el segundo un despiadado villano, de la misma raza saiyajin que Gokú (Con cola y con habilidades para transformarse en simio gigante, igual que Gokú) tenía un deseo de que el Gokú, estándo con un brazo roto, pudiera acabar con su más igualitario adversario. Jamás voy a olvidar la primera vez que vi al héroe de Animé más grande de todos los tiempos luchar con Vegeta y pese a que al comienzo lo detestaba, agradezco al otro actor de doblaje mexicano, René García (Voz del sanguinario príncipe de los saiyajin) por aclararme las dudas sobre el verdadero origen y la verdadera naturaleza del hombre conocido por los de su raza como Kakaroto y por los terrícolas como Gokú.



Gokú llego con su hijo Gohan y sus mejores amigos: Krillin y Bulma al planeta de Namekuseí para conseguir las esferas del dragón y revivir a sus amigos caídos en la batalla ante Vegeta (con quien, durante la estadía, formarían una tregua de la cual, el príncipe de los saiyajin no sabría que duraría para siempre). Sin embargo, durante la batalla contra el segundo adversario despiadado, el poderoso Freezer, sucede uno de los tantos hechos que nunca voy a olvidar. Freezer, tras dejar mal herido a Piccoro y tras el segundo asesinato de Krillin, hizo que el enfado de Gokú llegó a señales tan altas que la coloración de su cabello se empezaba a tornar a un tono dorado y sus ojos a un verde muy claro. Confuso yo, sentía que obviamente el el fin de Freezer y que Gokú era el héroe que anunciaba la profecía de su planeta: La llegada del Super Saiyajin.


La siguiente saga fue la más emocionalmente destructora para mi alma y a la vez, una de las más repugnantes. Fue la saga de Cell y los androides. Construidos por el vengativo ex científico de la Patrulla Roja, el dr. Maki Gero, este conjunto de androides, tenía como misión asesinar a Gokú, sus amigos y al recientemente, también convertido en super saiyajin, Vegeta. La forma en la que Cell absorbía por su cola a los al rebelde androide N°17 y a la coqueta y bonita androide N°18 para aumentar sus poderes, me provocaba algunas veces, nauseas. Fue tras el asesinato del amable androide N°16 uno de los momentos más memorables de mi vida. El cuando la batuta del héroe fue traspasada de las manos de Gokú a las de su hijo, Gohan, mientras el musculoso niño de 12 años explotaba su furia con un grito de pérdida, iba más allá de la fuerza de un super saiyajin. Durante la batalla entre Cell y Gohan, Gokú sacrifica su vida, al punto de sacarme lágrimas cuando pide desde el más allá que no lo revivieran nunca más. Para la suerte de mi alma, el héroe volvería una temporada más tarde. Conocer al hijo de Vegeta, Trunks (proveniente del futuro con 16 años de edad), también hizo que mis ojos se abrieran como luna llena y me agarrara la cabeza, como dice la canción de Juan Luis Guerra.

 

Fue en la última saga, la del casi invencible monstruo Majin Boo en donde la pandilla de guerreros terrícolas y saiyajines unen fuerzas una vez más. Con un Gohan de 16 años, un superpoderoso Vegeta (que inicia la temporada siendo controlado mentalmente) y un Gokú, con una aureola que simboliza su condición de difunto, una apariencia que no envejece y con una habilidad un poco intimidante de alargar sus cabellos al convertirse en el super saiyajin fase '3', se inicia una feroz última batalla contra el rosado villano, el cual cambió a muchas formas con tan solo absorber a sus oponentes. Durante la mitad de la batalla, recuerdo tristemente el sacrificio de Vegeta tras abrazar a su hijo de 8 años, Trunks. Una orgullosa explosión de energía en vano que demostró que el príncipe saiyajin peleaba por alguien más que solamente su persona. Fue en el planeta de los supremos Kaiosama cuando Gokú libra el último mano a mano contra Majin Boo. Una batalla en la que recuerdo obedientemente haber estirardo los brazos cuando Gokú pide la energía de toda la tierra para poder vencer a su adversario. El saludo de dedos entre Gokú y Vegeta marcaría el final de una era para mí.

 

Gokú me dejó con un saludo de dos dedos en su cabeza, los cuales se los enseño a todo el mundo cuando me voy. Por ahí, siento que el héroe saiyajin salvará al universo de otra despiadado que quiera destruirlo.